miércoles, 24 de octubre de 2012

BODA DE NEGROS

BODA DE NEGROS Vi, debe de haber tres días, en las gradas de San Pedro, una tenebrosa boda, porque era toda de negros. Parecía matrimonio concertando en el infierno, negro esposo y negra esposa, y negro acompañamiento. Sospecho yo que acostados parecerán sus dos cuerpos, junto el uno con el otro algodones y tintero. hundíase de estornudos la calle por do volvieron, que una boda semejante hace dar más que un pimiento. Iban los dos de las manos, como pudieran dos cuervos; otros dicen como grajos, porque a grajos van oliendo. Con humos van de vengarse, que siempre van de humos llenos, de los que por afrentarlos, hacen los labios traseros. Iba afeitada la novia todo el tapetado gesto, con hollín y con carbón, y con tinta de sombreros. Tan pobres son que una blanca no se halla entre todos ellos, y por tener un cornado casaron a este moreno. Él se llamaba Tomé, y ella Francisca del Puerto, ella esclava y él esclavo, que quiere hincársele en medio. Llegaron al negro patio, donde está el negro aposento, en donde la negra boda ha de tener negro efecto. Era una caballeriza, y estaban todos inquietos, que los abrasaban pulgas por perrengues o por perros. A la mesa se sentaron, donde también les pusieron negros manteles y platos, negra sopa y manjar negro. Echólos la bendición un negro veintidoseno, con un rostro de azabache y manos de terciopelo. Diéronles el vino tinto, pan entre mulato y prieto, carbonada hubo, por ser tizones los que comieron. Hubo jetas en la mesa, y en la boca de los dueños, y hongos, por ser la boda de hongos, según sospecho. Trujeron muchas morcillas, y hubo algunos que, de miedo, no las comieron pensando se comían a si mesmos. Cuál por morder el mondongo se atarazaba algún dedo, pues sólo diferenciaban en la uña de lo negro. Mas cuando llegó el tocino hubo grandes sentimientos, y pringados con pringadas un rato se enternecieron. Acabaron de comer, y entró un ministro guineo, para darles agua manos con un coco y un caldero. Por toalla trujo al hombro las bayetas de un entierro. Laváronse, y quedó el agua para ensuciar todo un reino. Negros dellos se sentaron sobre unos negros asientos, y negras voces cantaron también denegridos versos. Negra es la ventura de aquel casado, cuya novia es negra, y el dote en blanco.

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